miércoles, 10 de febrero de 2010

farmacia

Vendiendo, como siempre ofreciendo un elemento que posponga el sufrimiento.

Una tarde más contemplando el pequeño espacio que queda libre, un resquicio diminuto en que fugarse.

Una tarde más, flotando precariamente en espejos de agua que devoran sin pausa. Una tarde más, para otorgar más o menos dinero, más o menos consuelo, vender una ilusión eficaz, un placebo para dilatar la tortura. Remedios, se dice, soluciones momentáneas para calmar el miedo, paliar un pánico.

La medicina es un bálsamo en sí misma, su magia se basa en la idea de que hay algo que nos falta, algo que podemos incorporar mediante un simple, un sencillísimo acto mecánico: tragar, inyectar, inhalar...

La medicina es metáfora y forma en que se concreta una creencia demasiado extendida: es posible subsanar en algo la miseria de nuestra situación actual, para la soledad y el dolor del alma nos empecinamos en asir el paisaje misterioso y elusivo del amor; para el dolor del cuerpo procuramos en vano completarnos con pequeñísimas pastillas de colores, navegar por un mar medicamentoso a ciegas y en línea recta hacia el horizonte del bienestar.

Dos formas distintas para un mismo fracaso.

Así vivo de una esperanza ilusoria, obtengo mi fuente de manutención de un error extendido, de la utopía consensuada del futuro feliz, sin soledades, sin dolores o falencias corporales. Así obtengo dinero ofreciendo falsos paraísos inhallables.

Mi tarea es engañosa, no difiere en lo fundamental de la labor de un mago, un poco habilidoso artista de la prestidigitación, un ilusionista torpe que apuesta perpetuamente a la credulidad del auditorio.

El mío es un escenario apenas peor iluminado, mi espectáculo es solamente un poco menos pomposo, pero el acto, el truco en su esencia es exactamente igual de pretencioso.

1 comentario:

  1. lo esencial es no descubrir el artificio. o vivir como si tal artificio fuera indescifrable (o inyectable o inhalable).
    más baldío que terreno el mago después de la función.

    ¡gracias por el terreno! siempre fue un honor, ahora también.

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