martes, 27 de marzo de 2012

pantano

“Ahora estoy sola ya, nadie que me venga a visitar, nadie que me llame por teléfono, no sé para que tengo el teléfono, por alguna emergencia, por no dejar de tenerlo, porque sacar el teléfono sería como asumirlo, como perder las esperanzas del todo, aunque las esperanzas ya las perdí, qué se le va hacer, no tuve suerte en esta vida, estoy sola como un perro en una casa muy grande, enorme, una casa que desde que se murieron mis padres está cada vez más vacía, ya ni la limpio, es demasiado grande y ya no me importa, me hace sentir más sola”.

Yo no hablo hoy, yo no voy a decir ni siquiera una palabra, yo no tengo nada que decirle a esta pobre mujer, este proyecto amputado, no, yo me limito a mover mi cabeza de arriba para abajo para simular una comprensión y una piedad que no tengo. Porque hoy no me interesa, hoy no quiero saber, no tengo ninguna gana de escucharla; yo estoy pensando en por qué mierda no se va y le cuenta sus depresiones a alguien más, a cualquiera, que pare a alguien en la calle y le cuente sus miserias, que esta sola como un perro, que nunca conoció el amor, que extraña a más no poder a sus padres, esos seres únicos y maravillosos que la convirtieron hace casi un siglo en la ostra monstruosa que es hoy; que querría haber tenido hijos pero no pudo, que querría que algo le gustara en la vida, un poco al menos, no una pasión, pero una tarea aunque sea, tejer, bordar, algo. Pero no, no tiene ni tuvo nada y por alguna extraña razón le parece que a mí me importa saber algo de todo eso, no tiene ni tuvo nada salvo una casa enorme que se la está devorando y que es la prueba hecha cemento de un abandono autogestionado. Una casa fría y una mujer.

Por qué no se va, pienso yo que trato de retener una lágrimas de impotencia que quieren estallar, andate que vos no sos quién para disponer de mi tiempo, que no sos quién para disponer de mis oídos, andate porque no me pagan para escucharte, en el precio no estaba incluida la porción de mi cerebro que te estás consumiendo, andate vieja chota y que tu casa te chupe como un pantano, que no puedas salir, que el barro te haga el favor de ahogarte y de retirarte de una vez por todas del mundo de los vivos, andate y que tu casa te coma de una vez por todas, y que mastique tus huesos tal y como yo no puedo.
Andate.
No quiero ver espejos hoy, es mi derecho, no quiero escuchar lo que el oráculo tenga para decirme, porque ya lo sé, porque no hay nada que yo no sepa, porque mi teléfono no suena y mi casa está vacía, mi diminuta casa está realmente mucho más vacía que si nadie la habitara, porque están sólo mis pasos retumbando contra las paredes, y una mancha de humedad bestial imitando a un ser humano.
Andate profeta, nadie te quiere en esta tierra, dejame a mí descreer de horóscopos de la misma manera en que descreo de todo. Mi destino es mi plan oculto, y lo conozco mejor, muchísimo mejor que vos, que vos, bruja disfrazada de anciana, lo conozco perfectamente. Saberlo, no es mi tarea hoy, mi trabajo es más arduo, mucho más exigente que cualquier vaticinio, mi trabajo ahora es acostumbrarme; mi oficio es la resignación.

1 comentario: